Julián Puche Ferrandis (Carabanchel Alto, 20.05.1915-Valencia, 19.04.1984) tomó el testigo de Vicent Tortosa Biosca, de quien había sido parte de su «dream team» directivo, en el ejercicio del cargo de Maestro Mayor, que Puche ostentó de 1971 a 1974.
Julián Puche representaba, pues, continuitat de las políticas y directrices de su predecesor. De hecho, de este heredó intentar conseguir una limitación para la volumetría de las fallas -por cuestiones de sostenibilidad económica y calidad plástica- y la participación de los artistas como jurados de las mismas. Cuestiones estas que deribaron en una dialéctica áspera con la Junta Central Fallera de Valencia y motivaron su marcha voluntaria del cargo sin completar la legislatura, puesto que jamas quiso ni toleraba que el nombre del Gremio se viera salpicado por una tirantez que ya parecía casi personal hacia él.
Bajo su mandato, la directiva se reestructuró en comisiones de trabajo; se actualizó el Reglamento Gremial; se logró la afiliación de los agremiados en la Seguridad Social; y fueron definidas un seguido de formas de recaudación de capital para iniciar la construcción de la Casa Gremial, la Escuela y el Museo en la Ciudad del Artista Fallero.
El breve tiempo de Puche como Maestro Mayor y que su figura sea hoy amplia y notablemente más reconocida en la historia de las Fallas por la trascendencia de su arte y brillante carrera -marcó toda una época en las Fallas como miembro de la Generación de Oro junto a Salvador Debón, Juan Huerta y Vicent Luna-, ha tenido la consecuencia de que hasta fechas muy recientes, pocos recordasen o no sabían que Julián Puche fue nuestro Maestro Mayor.
Conformaron su equipo directivo su hijo Pepe Puche, José Ballester Peris, Joaquín Dolz, José Carrero Pont, José Codoñer, Julián Gallego, Salvador Gimeno Navarro -futuro Maestro Mayor-, León Lleó -futuro Maestro Mayor-, Rafael Orellano Íñigo, José Rueda, Vicente Sancho Marqués y José Vidallach.
Sin duda como buen gestor, artista de referencia y persona de gran carisma, Puche tenía validez más que suficiente para haber optado a una reelección, si hubiese completado su mandato, permitiendo desarrollar muchas más acciones en pro del Gremio y del colectivo de artistas falleros en el contexto de los grandes cambios políticos, económicos, culturales y sociales que se avecinaban con la Transición en nuestro país.
De forma inesperada, víctima de un infarto, Julián Puche falleció el Martes Santo de la Semana Santa de 1984, poco después de su jubilación y de la conquista de sus últimos Primeros Premios y Ninots Indultats en las demarcaciones falleras de Espartero-Ramón y Cajal y Obispo Amigó-Cuenca.
Para saber más: «Los escultores del fuego. Aproximación a la historia del Gremio Artesano de Artistas Falleros de Valencia», Antonio Ariño Villarroya (dir.), Diputación de Valencia, 1993; «Els Puche, arrels de falles», AA.VV., Museu Faller de València, 2018.